Por: André Cruchaga
Mi mundo, mi locura, mi sueño,
como si no encontrara ojos ni cabellos,
frente a frente a los olvidos,
a la pasión violenta, a la verdad desencantada.
WINETT DE ROKHA
¿Hasta qué punto somos culpables cuando el techo
no revela ninguna grieta descifrable? ¿Cuándo el lavamanos
que lo soporta no tiene otra manera santa
de invocar que la ablución física, y la toalla
niega secamente que las fieras caras de troll acechen
en sus explícitos pliegues?
SYLVIA PLATH
Krisma Mancía, (1980)[1] una mujer genial en un país de contrastes y pasiones difíciles. Su estilo singular y augural, auténtica; posee una personalidad prestigiosa dentro de las letras salvadoreñas, distante del común de nuestras poéticas que a menudo se decantan por una poesía que contrasta con los grandes derroteros que demanda el país. Creadora paciente y meticulosa, singular desde los ahogos de una voz que se halla en la trinchera presta a llevarnos por senderos rigurosos, poseedora de un lenguaje plenamente conquistado, sin ornamentos, pero exquisitos y evocadores. Respira y escribe como la gran poeta que es, de emoción fina y enérgica al mismo tiempo.
En su camino perenne de poesía, «Historia de un cometa»[2] nos trae un haz de poemas donde se trasluce una serie de símbolos, anhelos y lecturas, poeta vital en tanto transita territorios y escenarios esenciales. «El tiempo se agota» frente a esa rotundidad, «alguien me inventa otra vida donde crecen mis alas» … aun cuando sea espina y su cuerpo hambriento, pida ayuda. Son pocos los antecedentes, en la poesía salvadoreña, de un equilibrio tan profundo entre la sangre, perennidad y sueño, la de este equilibrio la encontramos en su unidad de ser y tiempo. Su palabra tiene raíz humana como los ángeles de Rilke, primordial y así es su poesía: «insobornable en su originalidad, en su fuego interior, en su rostro tallado por la luz y la sombra», por esas delicadas cicatrices que mojan dentadura y pies y acaban inundando todos los sentidos.
Contrario a lo que solemos ver en la poesía contemporánea, no encuentro en su estilo vicios rítmicos, ni prosódicos. En una entrevista realizada por Rose Marie Galindo[3] podemos conocer algunas calas de la poesía de Krisma Mancía, sobre todo en sus referentes y conexiones con la realidad y su conciencia. Al punto que la poeta expresa en la mencionada entrevista: «quise hacer mi propia mitología, la creación de mi mundo, no del mundo que está dentro. Dentro de mi mundo siempre estuvo la infancia, rodeada de la guerra»[4] aún cuando el arte y la poesía han estado sujetas a la tradición, no es menos cierto su constante movimiento futurista, algo así como L´esprit nouveanu et les poètes de Apollinaire, éste afirmaba que hay que observar antes que nada las motivaciones del poeta respecto a su espíritu y su relación con la realidad, solo después de abstraer los absolutos se es capaz de cambiar el rumbo de la propia escritura.
La voz y los artificios de la poeta están en completa consonancia con la propia constancia y pervivencia de su escritura. Hay desasosiegos que le recorren las venas,
Tengo la edad del sacrificio.
La edad de la sangre que camina.
No quiero morir con la belleza a cuestas.
…[5]
La poeta muy consciente de sí misma transmuta su experiencia personal en un análisis de ella, de su naturaleza de búsqueda y revelaciones. A veces la poesía no es fácil de creer en ciertas voces, no es el caso de Krisma, en el fondo yacen vestigios de un Rimbaud, Hemingway, Virginia Woolf, Silvia Plath, como la noche en que «Caí al vacío y no desperté», sabiendo que «el universo es una orgía perpetua» … y que «un golpe de suerte / es una maniobra arriesgada en altamar» …[6] Suele abundar hoy en día una poesía efectista y simplista lo cual corre el riesgo de la veracidad y lo auténtico.
Dar con la enjundia justa para acercarse a la poesía de Krisma Mancía y su poemario «Historia de un cometa» significa no solo entrar a ese juego de realidad y experiencia lo que es su estética puesta en sus poemas, sino pensar también en lo que no dice, lo que la poeta calla, que están ahí en la referencialidad y lo subterráneo. En su poesía y en esta en particular, deja la conexión tradicional del símil y la imagen para establecer una identidad; en el caso de Huidobro, maestro de esta técnica, utilizó lo ya acotado, pero con la intención de crear disonancia, lo cual es interesante en la poesía. La autora está lúcidamente consciente de esta condición ineludible de la palabra, que pretende ser confesión y ruego, esta acotación se observa en el poema: «Sobre la identidad de la belleza (o el breve tratado de la poesía)»[7] es lo más cercano a una poesía confesional que deviene de contextos bíblicos. En 1959, M.L. Rosenthal reseñó el libro de Robert Lowell Estudios sobre la vida (1959) en The Nation. En su reseña, escribió sobre cómo los poetas se estaban despojando de la máscara que les impedía describir sus propias experiencias vitales, y así nació el término Poesía Confesional. La Poesía Confesional fue un movimiento literario nacido a finales de la década de 1950 que hablaba honesta y directamente de las propias experiencias vitales del poeta, a menudo comentando las batallas psicológicas a las que se han enfrentado.[8] «Historia de un cometa» son poemas de una íntima, aunque condicionada, rendición), ella contrapone a la naturaleza inexcusable del discurso humano su arisca desnudez expresiva, que es la manifestación sensible de su poética y de su ética de la negación de lo falso.
Quererme no es suficiente. Soy demasiada y compleja,
Demasiada y multipolar para que me quieran.
Se quiere el ojo de un gato.
La suavidad de un cuchillo al cortar el pan
o la dulce agonía de un pez fuera del agua,
pero yo necesito que me contemplen como una estrella
bordada en el pecho agonizante de la tarde.[9]
La poesía como parte de la vida fermenta una especie de curiosidad delirante, embriaguez de sueños y palabras, sueños gozosos, lacerantes y a menudo también efímeros. La crítica no suele abordar estas situaciones. La poesía es de las más densas sustancias de la vida, el ser humano se sucede entre uñas y sombras, golpes, absorbiendo todo al paso, en los rincones subterráneos del vinagre, ojos, venenos, ortopedias, indiferencias maliciosas, el drama de nuestros países con muchas heridas y sin paraguas. A menudo a la poesía se entra por un túnel de arrugados ríos, herraduras y cabalgaduras de espuma. La poesía de Krisma la mueve un hilo finísimo y una cadencia refrescante, esplendor de un alma no agonizante, pero que vive la poesía desde la entraña.
En la crisis de la poesía contemporánea observamos a muchos poetas que subvierten la realidad por lo aparente y le ponen diques al curso natural de la verbalidad. En mi opinión Krisma no pertenece a esta categoría. Su retórica tiene un tono y artificios mundanos (de mundo) imágenes semánticas con objetos distintos, no es el verso publicitario, sino una gruta de meditaciones, ella es capaz de percibir —retomando a Huidobro—las relaciones más lejanas de las cosas y escribe sus versos como la sombra de un pájaro que resbala. Rigurosa y arriesgada en su trabajo poético, resultado de ello es el poema bien logrado en oposición a los falsos ensamblajes que suelen hacerse. Su poesía, claro, no es un circo de tres pistas (Circus in Three Rings), interiorizado que nos transmite la esencia del humano.
En todo caso, «Historia de un cometa» es una visión tan lúcida y desencantada «una herida a punto del naufragio,» como bien lo acota en esta frase Juana Ramos.[10] En él no hay lugar para desperdicios y migajas, menos esa poesía dulzona e interesada en crear atmósferas inverosímiles. En cualquier momento la realidad y el mundo se imponen con sordo llamado:
Nunca doblaré mis rodillas
ni diré:
He aquí tu esclava, señor,
porque nadie meterá en mi cuerpo pajarracos dudosos,
ni atará mi voz a la virtud del silencio,
ni pondrá mis alas en cautiverio.
Dicen que soy cuestionable…
Una mujer pez
que escapa de la red.[11]
Poemas como «Consejos especiales para desaparecer una ninfa y Epílogo del cielo»[12] se adscriben mas bien a la prosa poética. Este género «surgió de la necesidad de encontrar un nuevo lenguaje que renovara las convenciones líricas, ya anquilosadas para ciertos poetas»[13], agregaría a esta acotación la necesidad de contar cosas a la usanza de la narrativa y darle cierto carácter épico. En este sentido no es un azar que la poesía y la narrativa hayan caminado juntas durante muchos años y que deriva o retoma la vanguardia. Sin duda comparten un destino y un espacio: la poesía homérica, por ejemplo, Canto general, El evangelio según Jesucristo en donde convergen lo prosaico y lo lírico.
Coincido con la apreciación que hace Rose Marie Galindo[14] de Krisma Mancía en el sentido de que «es una de las poetas jóvenes más destacadas de El Salvador» aunque hoy ya no lo sea, pues ha llegado a una madurez vital y poética. «Historia de un cometa» es tan importante como la «Era del llanto» escrito éste bajo los influjos y la carcoma de la posguerra salvadoreña. A medida que nos adentramos más a su obra observamos que hay una especie de dolor interior que se equilibra con el dolor exterior, mundo interior y exterior, aunque no sé si pueda creer en la inocencia del mundo, y normalizar la muerte y las malas noticias. Pero sí, la culpa de callar es un largo río que arrastramos como una sábana, así lo expresa la poeta en el poema «La muerte contratada.»[15] Ahora ella escribe en un escenario de República decadente y esa acción solo se puede entender como el compromiso cívico y artístico de una persona que afirma su sensibilidad y afinidad para exponer sus sentimientos.
Los temas en la poesía de Krisma Mancía son varios, vastos y universales, interiores, y hay, de manera implícita una denuncia del mal, lo que hacemos y nos hacen, en su pasión infinita, la historia real, el clamor desde el cual delinea el destino a solas de la poeta. Su reino poético es el de la existencia humana, acaso un monólogo de los paisajes de cada día, un diría reveladora linterna que arranca del alma los féretros. La poeta cava, sigue cavando, hurga, mientras agoniza la última hora de la tarde.
André Cruchaga,
Barataria, 10.09.2024
[2] Mancía, Krisma. Historia de un cometa. Editorial El Pez Soluble, (Colección Maremonstrum), 2024, 58 p. El Salvador, América Central.
[3] Rose Marie Galindo. Cinco escritores salvadoreños de posguerra. Editorial Delgado, 2015 304 p.
[4] Ibid., pág. 253
[5] Historia de un cometa, pág. 12
[6] Ibid., pág. 40
[7] Ibid., págs. 11-20
[8] Este tema de la confesional se puede ampliar en el siguiente enlace e inclusive en otros referidos al tema en cuestión: https://www.studysmarter.es/resumenes/literatura/movimientos-literarios-americanos/poesia-confesional/
[9] Ibid., pág 13
[11] Anatomía de la mujer pez, pág. 43
[12] Ibid., págs. 47-50; 53
[13] María Victoria Utrera Torremocha. Teoría del poema en prosa. España 2010. Págs 7-8
[14] Cinco escritores salvadoreños de posguerra, pág. 263
[15] Historia de un cometa, pág. 32
André Cruchaga
Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, desempeñó la función de director y docente en Educación Básica y Superior. Poemas suyos has sido traducidos al francés por Danièlle Trottier y Valèrie StGermain; al Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga; griego, lia Karavia;holandés, Michel Krott; rumano, Elena Liliana Popescu, Alice Valeria Micu, Elisabeta Botan, María Roibu, Tanase Anca, Ioana Haitchi, Andrei Langa, Costel Drejoi (George Nina Elian), Ion Calotă, Daniela Toma; catalán, Pere Bessó; portugués, Tania Alegría; inglés, Grace B. Castro H. y Dumitru Ichem; italiano,Norberto Silva Itza; al albanés, Fahredin Shehu; sueco e inglés, Cándida Pedersen; y, al Serbio, Marija Najthefer Popov. Ha obtenido el Premio de poesía en los VIII Juegos Florales de Zacatecoluca, El Salvador, 1985; PREMIO ÚNICO en los VI Juegos Florales Chalatecos, Chalatenango, El Salvador, 2001; y, el XII, en losJuegos Florales de Ahuachapán, El Salvador, 2005, Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Miguel, San Miguel, 1988. Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San Vicente, San Vicente (2001); Finalista. Primer Concurso Internacional de Poesía «Paseo en Verso», Editorial Pasos en la Azotea, Querétaro,México, 2004, entre otros. Parte de su obra se encuentra publicada en revistas electrónicas y en papel de América y Europa; así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar: «Alegoría de la palabra» (1992); “Memoria de Marylhurst”, (Interface Network, Beaverton, Oregon, 1993); «Visión de la muerte» (1994), «Enigma del tiempo» ( Plaquette,1996); «Roja vigilia» (Plaquette, 1997); «Rumor de pájaros» (2002); «Oscuridad sin fecha│Data gabeko iluntasuna», edición bilingüe: castellanoeuskera, (El Salvador,2006); «Pie en tierra» (2007), «Caminos cerrados», (México, 2009), «Viajar de la ceniza│Voyage à travers les cendres», edición bilingüe:castellano-francés,(El Salvador, 2010); «Sublimació de la nit│ Sublimación de la noche», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2010); «Poeta en Barataria», (La Habana, Cuba, 2010); «Tablou de cenuşă│Cuaderno de ceniza», edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador, 2013): «Balcón del vértigo», (ElSalvador, 2014); «Post-Scriptum», edición bilingüe: castellano-rumano,(El Salvador, 2014); «Viaje póstumo│ Viatge pòstum», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2015); «Lejanía│Away», edición bilingüe: castellano-inglés. (El Salvador,2015); «Vía libre│Via lliure», Edición bilingüe: castellano-catalán. (El Salvador, 2016); «Cielorraso», Editorial La Chifurnia, (Colección palabra de Alto Riesgo), El Salvador, 2017; «Calles│Carrers», edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2017); «Ars moriendi», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «Motel», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); «La experiencia de vivir», Chile, 2018; «Cuervo imposible», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2019); «Viaje cósmico», Editorial 2.0, Chile, 2019; «Espejos funerarios», Editorial La Chifurnia, (El Salvador, 2019); «Ráfagas», Editorial 2.0, Chile, 2019. «Vacío habitado», TeseoEdiciones, (El Salvador, 2020); André Cruchaga, Poesía reunida. Tomo 1, Enciclopedia universal de la poesía. Editorial Författares Bokmaskin, (Stockholm, Suecia, 2020); «Ecología del manicomio», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); 398 «Firmamento antiguo │ Old firmament», edición bilingüe: castellano-inglés. TeseoEdiciones, (El Salvador, 2020); «Cementerio atávico │ Cementiri atàvic», edición bilingüe: castellano-catalán. Editorial EdictOràlia Llibres i Publicacions, (València, España, 2020; «Sepulcro de la tierra», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021);«Antípodas del espejo», Teseo Ediciones, (El Salvador, 2021); «Estación Huidobro», 2ª. edición, Editorial 2.0, Chile, 2021; «Invención de la espera», Laberinto Editorial, (El Salvador, 2021); «Oficio del descreimiento», Teseo Ediciones, (El Salvador,2022); «Noción de la extrañeza», (Antología poética 1988-2018). Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Travesía de la muerte», Editorial BGR, Catálogo de Literatura Digital (Versión Kindle), España, 2022; «Lejanías rotas», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2022; «Precariedades», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Camino disperso», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Metáfora del desconcierto», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Umbral de la sospecha», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2023; «Invención de la espera», (Segunda edición), Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2024;; «Insane Asylum y otros poemas para Koko Taylor», Edit. El Pez Soluble, El Salvador, 2024; «Cadáver Baudelaire», Editorial Dos Islas, Miami, USA, 2024.
Comments