Foto utilizada para el banner y la biografía: Guarina Paloma López
Las palabras-refugios de Rocío Bolaños
Tania Pleitez Vela
Rocío Bolaños nació en El Salvador y llegó a Italia en 2009. Además de docente de inglés y español como lenguas extranjeras, es gestora cultural. Por ejemplo, colaboró en la organización del Festival Internacional de Poesía de Milán y el Milano Latin Festival. En abril de 2022 fundó la Asociación de promoción social FormArti, cuyo propósito principal es contribuir a la difusión de la poesía centro/latinoamericana en Italia, y viceversa, o sea, difundir la poesía italiana en América. Es traductora en Laboratori Poesia de Samuele Editore, en la sección internacional.
La opera prima de Rocío Bolaños se intitula La vida incierta / Vita incerta y fue publicado en Zaragoza, España, por Nautilus Ediciones en 2022. Se trata de una edición bilingüe español-italiano, con traducción paralela de 36 poemas. Abre con un epígrafe de la poeta italiana Antonia Pozzi:
Poesia chi ti doni soltanto
a chi con occhi di pianto
si cerca –
oh rifammi tu degna di te,
poesia che mi guardi.
Poesía que te entregas solo
a quien con ojos de llanto
se busca –
oh vuelve a hacerme digna de ti,
poesía que me miras. (s.p.)
Más adelante, encontramos un epígrafe del cantautor y poeta estadounidense Jim Morrison, afamado por ser el vocalista y líder de The Doors: “There is an awakening and all that remains is true”. Este despertar de la conciencia atraviesa a la voz poética y además conecta, de alguna forma, con la imagen que aparece en la cubierta del libro:
Como vemos, se trata de un zoom in de dos hormigas y de sus largas sombras sobre un fondo blanco. Es así como la imagen anuncia la mirada profunda que permea al libro, ojos que desentrañan y atraviesan un paisaje minimalista, que se detienen en la agudeza de los objetos, en las peripecias de las hormigas, en la angustia y las pequeñas alegrías. Entre los escondrijos de sus versos hay ecos, ausencias, piel y afectos, pero también restos de pan, colillas de cigarrillos, mantequilla y café. Cada palabra, con su cadencia y sus pliegues, está ahí para descifrarse, habitar tanto en su calidez como en su filo. Leamos estos ejemplos: “Alegre / se comía las sobras” (“Fortuna”, p. 41); “Consciente de la sequía / teje refugios para la tormenta” (“Fe”, p. 43).
En “Palabra” se describe el proceso que activa al verbo en el ‘archivo’ corporal:
Te escondí en el frenillo de mi lengua
en medio del agobio.
Matices dictatoriales quisieron
someterte a la docilidad de la opulencia
entrelazando oraciones de oposición.
Tu semilla germinó
desde las fisuras donde corrió mi sangre. (p. 79)
En un gesto estratégico de supervivencia, la palabra es escondida en la lengua, palabra agobiada, oprimida por “matices dictatoriales”. No obstante, llegado el momento, sale de su escondite y pasa a la germinación: la palabra-semilla se afianza a las grietas, a las fisuras, para emerger desde una sangre dolida, pero dinámica. El poema se convierte en la tierra donde estalla el tallo de la palabra-semilla. Si en un primer momento sobrevivía enterrada, ahora brota para ser, también, posibilidad. Palabra encarnada, pliegue de resistencia vital.
De alguna manera “Palabra” me recuerda al poema “Enmudecer” (1924) de la uruguaya María Eugenia Vaz Ferreira:
Quien no sabe estar alegre
no tiene por qué cantar.
Si se derrotó a sí mismo
¿qué enseñará?
[…]
Quien no sabe estar alegre
rime a sí mismo su mal.
Por eso enfundo mi flauta,
la del ambiguo cantar,
y quien me escuche, oiga solo
mi paso en la soledad. (1956: p. 89)
De tono claro y asertivo, y gracias a su forma silogística, la voz poética de Vaz Ferreira justifica su elección: se refugia en el silencio para sobrellevar la derrota. Asimismo, nos confiesa su incapacidad de escribir bajo estas circunstancias: la poeta ya no cantará, enfundará su flauta y de ella sólo se escuchará su “paso en la soledad”. Se convierte así en su propia negadora. Sin embargo, en el poema de Bolaños más bien se alude a la palabra germinada, pues no se renuncia a ella como, aparentemente, se plantea en el poema de la uruguaya. Bolaños la deja únicamente escondida, por un instante, como vigor en potencia, al verse inmersa en un ambiente que intuimos asfixiante y violentado. No obstante, también hay que señalar que “Enmudecer” alberga una paradoja: la desconfianza del mundo se enuncia mediante el poema mismo, mostrando, de manera implícita, una gran confianza en la palabra poética. No se trata entonces de una renuncia a la poesía, sino de un silencio nutrido desde el cimiento de la palabra. Es ahí donde identifico la conexión entre ambos poemas. Esta genealogía afectiva se integra con el poema de Antonia Pozzi que aparece en el epígrafe antes citado: “poesía que me miras”.
En “Bolsa negra”, Bolaños se refiere a la historia de violencia narrada desde el cuerpo de una mujer:
La fosa es abstracta:
dolores antiguos, silencios,
gritos, abismos, sombras,
horas clavadas en el techo.
A un paso de la sima se cosen
heridas en lo oscuro
de una vida que cabe
en una bolsa negra. (p. 67)
Como se observa, la “fosa es abstracta”, es decir, los eslabones que podrían culminar en un feminicidio no están estampados solo en la materia, sino también en lo intangible: en dolores, silencios, gritos y sombras, los cuales, obviamente, no están separados de los avatares del cuerpo. Un tiempo que oprime desde arriba. A un paso de terminar en la cavidad profunda en la tierra, la mujer intenta cerrar sus heridas, consciente de que podría terminar en la temida bolsa negra. Los números que contabilizan feminicidios son, pues, no solo estadística, sino piel, ojos, cerebro, de una vida que intentó sobrevivir.
Para terminar, me referiré a “Multinacional I” y “Multinacional II”. En ambos, Bolaños perfila una subjetividad migrante en su lugar de trabajo. Las empresas multinacionales son fruto de la globalización económica y suelen repartir las actividades de su cadena productiva, como la fabricación o la administración, en diferentes puntos del mundo. En “Multinacional I”, dedicado a Elena, que intuimos que sea una amiga y compañera de trabajo, la voz poética esboza prácticas cotidianas de resistencia durante sus horas laborales, que a la vez conviven con el hundimiento anímico derivado del cansancio, la explotación, la deshumanización en espacios donde la centralidad está puesta en el capital:
La salvación en la multinacional
es tener con quien descabellarse,
mimarse las sombras,
ver el horizonte en el espresso matutino,
fumarse las derrotas,
reír a carcajadas del poder de las firmas.
La redención en la multinacional
es bailar cumbia a escondidas
detrás del cerco en la hora del almuerzo
tomar aire, dar un paseo,
observar los hormigueros, imaginar
los jardines de las poetas suicidas
después de la comida,
cuando todo se hunde. (p. 33)
En “Multinacional II”, se regresa al tema y, también, se hace referencia a los empleados subaternizados:
El departamento de servicio al cliente
es el lugar propicio para congregar
la risa de las patrañas,
el ápice del hambre sucia,
la fidelidad al pantano.
Los to-do de la jornada
alardean juramentos de falsedades,
observan funciones superiores
amansar subalternos,
mientras la competencia
de los indicadores claves de desempeño
sepultan tejidos de esperanza. (p. 35)
Por un lado, la subjetividad que resiste, por el otro, “la risa de las patrañas”. ¿Cómo avanzar? ¿Cómo no hundirse, no sepultarse? Sin embargo, a lo largo del libro persiste la convicción de permanecer en las cosas y las criaturas vivas; la hormiga laboriosa que no desfallece, tal y como apunta en el poema “En la ducha”:
Una hormiga lucha por su vida.
El vapor frena sus sentidos.
Intenta decapitar con el agua
sus milímetros de profundidad.
Toma una pausa de la resistencia,
del vacío, del hormiguero.
Se arruga con la espuma
como si estuviese muerta,
pero no lo está. (p. 89)
Como escribí en el prólogo del libro, leer la poesía de Bolaños “es perderse con ella en la agudeza de los objetos, las angustias, las hormigas. Es vagar por las carencias y las pequeñas alegrías” (p. 13). Al borde del desmoronamiento, persiste la fuerza de la sutura. Con ella tocamos el tierno tejido de la vida incierta.
Referencias
Bolaños, Rocío. La vida incierta / Vita incerta. Zaragoza: Nautilus Ediciones, 2022.
Vaz Ferreira, María Eugenia. “Enmudecer”, en La isla de los cánticos. Montevideo: Biblioteca Artigas, 1956.

Biografía
Tania Pleitez Vela

Doctora en Filología Hispánica (Universitat de Barcelona) y profesora de culturas y literaturas latinoamericanas en la Università degli Studi di Milano. Ha sido docente en la Universitat de Barcelona, Pompeu Fabra y Autònoma de Barcelona y profesora visitante o invitada en la Universidad de El Salvador, Universidad Iberoamericana (México), Università della Calabria (Italia) y Bergische Universität Wuppertal (Alemania). Autora de la biografía Alfonsina Storni. Mi casa es el mar (Madrid, Espasa-Calpe, 2003) y de dos monografías: Sólo tú noche. Apuntes sobre la autoría de María Eugenia Vaz Ferreira (San Salvador/Barcelona: Editorial Ojo de Cuervo/Cos i Textualitat (Universitat Autònoma de Barcelona, 2023) y Literatura. Análisis de situación de la expresión artística en El Salvador (San Salvador, Fundación AccesArte, 2012). Participó en la complicación de la tetralogía La vida escrita por las mujeres (Barcelona, Círculo de Lectores, 2003; Lumen, 2004). Coeditora de Teatro bajo mi piel. Poesía salvadoreña contemporánea (San Salvador, Editorial Kalina, 2014), Puntos de fuga. Prosa salvadoreña contemporánea (San Salvador, Editorial Kalina, 2017) y Más allá del estrecho dudoso. Intercambios y miradas sobre Centroamérica (Granada, Valparaíso ediciones, 2018). Es integrante de la Red Europea de Investigaciones sobre Centroamérica (RedISCA), miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) y cofundadora de la Red de Investigación de las Literaturas de Mujeres de América Central (RILMAC). Es integrante del equipo de trabajo del Proyecto de investigación “Condición de extranjería. Escritoras latinoamericanas, entre América y Europa, en el siglo XXI” (Universidad del País Vasco y Universidad de Barcelona).