He aquí una muestra de la poesía de Sally Rodríguez. Leerla, es un alimento para vivir a plenitud; o por lo menos, intentarlo. La naturaleza en sus versos sabe a calma, a memorias. Son un deleite casi suspendido en el trayecto por los floridos jardines y lo que se puede sentir en el corazón. Su mirada es minuciosa y sus manos; con una delicadeza casi intocable van tallando el poema; el mismo, que cuando llega a sus lectores logra el deseo profundo de repetir su lectura. Su poesía irradia paz. Los sabores y los olores de la naturaleza, los detalles en cada uno de sus versos, el retorno a la niñez y la pronta juventud se entrelazan para apostar juntos por la libertad en todas sus manifestaciones.
En la serenidad de su hogar, la poeta construye y le da forma a sus palabras. Son sus poemas, un mantra que todos deberíamos acoger y repetir.
René
La taza de café quedó en la mesa
y el cuaderno azulito de René
aguardando en blancura
y olor de los caminos
de hace tanto
Allá
en las lomas
le aguarda el aroma de los pinos
los cielos desbordados
las chichiguas
el columpio de la noche invisible
el río luminoso en que sumerge
su voz de niño
buscando la transparencia mojada
solo el brillo inquietante
de las piedras
Solo el gozo de tocar
el infinito murmullo
allá
en el fondo
Emelda
Emelda apacigua vientos
en medio del jardín
de agapantos morados
Circula
Repite un mantra callado
y riega con su cántaro
de donde emerge un rostro de agua
de un indio talvez
Emerge un tiempo antiguo
donde una mujer cruza
el amanecer
la neblina de un sueño
Lleva sombrero
tejido con palabras
y cuentos
Se apresura para entrar
a otro jardín con agapantos
morados
A esta hora
el olor del misterio se esparce
y la mujer que es ella
escapa con la luz
La insomne
Toda la noche he encendido mi lámpara
y he viajado al río
por nuevos cántaros
Gemí memorias
en almohadones delirantes
Dejé las ventanas muy abiertas
La tempestad me habitó
en ráfagas
Creció hasta dejarme
apenas
a orillas del relámpago
Labio fugitivo
Deambulo en mis jardines
en laberintos que no terminan
Un pájaro y otro pájaro
Picotean la inocente sombra
donde he venido a descansar
Picotean el rumor
rojizo del tiempo
Y esta alfombra de recuerdos
El labio fugitivo me besa
me absorbe
me abandona
Solo soy frente al cielo
un simple trazo de mujer
un simple latido
Tallos pensativos
La mañana late en sus campanas
y yo abro mis puertas
Recojo el romero
la albahaca húmeda
ese olor que me alza
y me vuelve pequeña
frente a estos tallos que ascienden
pensativos
al borde de los días
El agua que soy late
se desliza
humanamente
casi toca en lo más íntimo
ese otro lado
intacto
Antiguas palabras
Bebo a sorbos las nubes
y el instante
el color que anochece
en los altos cristales
Bebo cada recuerdo con pausa
lentamente
Puedo verme pequeña
caminar
y nacer tan frutal
Deshojar el olor de las cerezas
tendida en la hamaca
en lo breve
Tomar el chocolate tibio
de mis mañanas presurosas
abiertas
vegetales
Y en las tardes de lluvias regresar
frente al espejo ungir mis cabellos
con antiguas palabras
Guardar en esa otra que me mira
todas las lluvias y el viento
que en mí germinan
Ahora bebo a sorbos
cada luna y latido
mientras subo y bajo
escaleras sin fin
Abro y cierro puertas
en esta casa que soy
y que oscurece
Cruzar la tarde
Cae la tarde
A lo lejos algún beso
arde y muere
El viento de la nada
me arrastra
hacia ninguna parte
Hay líneas que he cruzado
sin regreso
Al fondo de mí misma
puedo ver
la ceniza
la soga iluminada
y el agua tiernamente lloviendo
inútilmente
Biografía
Sally Rodríguez

Sally Rodríguez ( María del Carmen) nació en Estancia Nueva, Moca, República Dominicana, el 19 de octubre de 1957. Es poeta, artesana y licenciada en Educación, egresada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago, R.D. Ha ejercido la docencia en diferentes universidades.
Es miembro fundadora del Ateneo Insular, así como también fundadora y orientadora del taller literario del Centro de la Cultura de Santiago.
En septiembre del 2024 fue reconocida con el Premio Camila Henríquez Ureña. Ha publicado los libros de poesía: Luz de los cuerpos (1985), Diálogo sin cuerpos (2003), La llama insomne (2008), Animal sagrado ( antología personal, 2013) y Luz breve ( 2023) Premio Anual de Poesía Salomé Ureña de Henríquez 2024. También las antologías Una mujer está sola ( textos de Aída Cartagena Portalatín , 2005) y Milagro de jueves ( textos de jóvenes poetas del taller literario del Centro de la cultura, 2015)