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Platicando con...

EntreTmas Revista Digital se complace en presentarles en esta ocasión a la  poeta argentina Ohuanta Salazar.


Soy una Tucumana-Jujeña viviendo en Buenos Aires. Extraño a mis seres queridos, pero adoro a la gente hermosa que voy conociendo aquí. Extraño ver cerros al final de la calle, los sonidos de allá: las piedritas y el agua del río; el viento en los cerros, pero también disfruto de Buenos Aires, es una ciudad vital un poco loca que tiene un encanto poético. Estudié Bioingeniería en Oro Verde, Entre Ríos. Allí también tengo grandes amigos y me maravillé con atardeceres amplios y panorámicos a orillas del río Paraná. Ando entre extrañar y arraigarme. Busco algo que no sé qué es, supongo que por eso escribo.

 

Respondiendo con la mayor honestidad posible, no sé cómo definir mi poética o mi narrativa. El primer poema que leí en mi vida fue uno de Alfonsina Storni a los siete años y pensé que era un cuento con renglones cortitos (entendí mal la poesía y eso me marcó para siempre). Acaso por eso mis poemas son un poco narrativos, no lo sé. Puedo responder que al escribir regreso a un lugar donde escucho algún sonidito añorado o siento un perfume especial. Cuando por fin llego ahí, me conmuevo, quedo muda y entonces el poema habla y se escribe.

 

Actualmente estoy terminando un libro de poemas (con la ayuda inestimable de mi gran maestra Diana Bellessi) inspirado en Oro Verde, un pequeño pueblito con calles de pájaros y de árboles, situado en la provincia de Entre Ríos. Allí cursé la carrera de Bioingeniería donde estudié a científicos que me acercaron a la poesía. También estoy escribiendo una serie de cuentos, con la colaboración de inestimables escritores amigos que tal vez formen parte de una antología.

 

 Poema del libro Parada Obanta (Ed. Tren Instantáneo, 2022).


Teta


I

Mi hermano era bebé y pedía

teta cada tres horas pero

a mamá y a papá

se los habían llevado

/ en un camión

y cada vez que él lloraba,

/mi abuela Porota

le cantaba “arrorró changuito,

mamá vuelve en un ratito,

/mamá vuelve en un ratito”.

Mi hermano Seba se dormía

con canciones inventadas

y agua de mazamorra.


II

Mamá debajo de la capucha

/no entendía

dónde estaba y tampoco sabía

/responder

preguntas a golpes

pero pudo contar el tiempo

/con la leche

que le brotaba del pecho

/cada tres horas.

Cuando hubo silencio escuchó

/coyuyos

y no entendía

/si soñaba o era cierto,

raros coyuyos en otoño

/que cantaban

en una noche estrellada

/y mi hermanito

acunado en ese canto mientras

/la luna

hermosa y redonda daba la teta.

 

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