top of page

Un cuerpo que se resiste al olvido: la persistencia en el dolor y la sanación en el performance

poético de María Evelia Marmolejo

                                                 

Margarita Drago, York College-CUNY

 

 

Bien sabido es que la ciudad de Nueva York es espacio de intensa actividad cultural, artística y literaria, lugar del que escritorxs, poetas, dramaturgxs, performerxs y artistas en general nos hemos apropiado y declarado sitio de resistencia donde creamos, generamos diálogos y establecemos vínculos con nuestros países latinoamericanos y, también, de otros continentes. Entre las muchas y prominentes figuras que sobresalen en el ámbito artístico quiero homenajear a María Evelia Marmolejo, artista colombiana radicada en la ciudad de Nueva York desde 1997. Marmolejo es pionera del performance en Colombia; su obra, enmarcada en el contexto social y político de violencia de su país y de América Latina, data de finales de la década del setenta. Destaco su trayectoria y su poética artística en honor a nuestra amistad, a los ideales compartidos en nuestra juventud y al sostenido compromiso con las causas nobles que aún nos ligan. 

A pesar de que su  actividad artística se desarrolla en Cali entre 1980 y 1985,  Marmolejo es una excluida de la historiografía del arte. Después de treinta años de silencio -rescatada del anonimato y el olvido en 2011,  en la ciudad de Nueva York- retorna a su labor de creación con una mirada madura que trasborda los límites de la geografía local. Se proclama continental,  planetaria y siempre coherente con los principios que defienden  los derechos de la mujer, de los desposeídos de la tierra y de  la vida del planeta. A partir de entonces alcanza  el debido reconocimiento histórico en su país y a nivel internacional, y hoy su obra viaja y se exhibe en  museos y galerías de arte de los Estados Unidos, Perú, Ecuador, Brasil, Guatemala, Italia, España y  Canadá.  En 2017 y 2018 Marmolejo integra el grupo de 120 artistas del renombrado proyecto Mujeres radicales: arte latinoamericano, 1960-1985, exhibición inédita en la historia del arte experimental de artistas latinoamericanas, de chicanas y latinas nacidas en los Estados Unidos entre 1960 y 1985. La misma se presentó en el Hammer Museum de Los Ángeles, en el  Brooklyn Museum de la ciudad  Nueva York y en la Pinacoteca  de Sao Paulo, Brasil.

Heredera del arte conceptual, movimiento artístico contestatario y polémico surgido en los Estados Unidos y algunos países europeos en los años sesenta, época social y políticamente convulsionada, Marmolejo toma de este su propuesta de priorizar la reflexión intelectual sobre temas urgentes antes que la estimulación de sensaciones visuales. La obra del artista que adhiere a esta corriente entiende el papel del espectador como sujeto activo en el proceso de investigación, observación y toma de conciencia sobre situaciones acuciantes de violencia. Lo sacude a través de instalaciones, performances o de arte corporal, medios de los que el arte conceptual se vale para expresar su propuesta, proclamar su denuncia e instar a acciones que generen cambios sociales.

 

Involucrada desde muy joven en la vida política, artística y cultural de su país, Marmolejo realiza sus primeros trabajos de experimentación como estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Santiago de Cali. Su primera instalación, Tendidos (1979) -obra que presenta como examen final para una clase de escultura- manifiesta su temprana adhesión al arte conceptual. En ella, objetos de la cotidianidad son descontextualizados e intervenidos sin modificar su aspecto externo, con la idea de sorprender y socavar el concepto de arte tradicional, como los readymade de Marcel Duchamp.  La instalación consistía en un gancho de hierro de carnicero sujetando un pañal de tela enrollado a modo de soga sobre el que colgaban toallas higiénicas, unas limpias y otras usadas y con rastros de sangre menstrual. La idea era denunciar los crímenes perpetrados por las brigadas del Ejército colombiano contra campesinas, amas de casa y jóvenes universitarias.  Ya desde los inicios de su carrera artística, Marmolejo se adelanta y denuncia los feminicidios que, a partir de los años noventa asolan nuestro continente. La sangre, elemento vital en sus instalaciones y performances, sugiere en Tendidos la violencia orquestada por los regímenes represivos de América Latina contra las mujeres. Cabe mencionar que una institución académica regida por modelos artísticos y educativos tradicionales y conservadores no podía aceptar una obra que cuestionara las bases mismas del sistema, de la nación y de sus instituciones, motivo por el que reprobó la clase.  

 

Excluida de la escuela de arte, no de la realidad histórica de su país, Marmolejo asume su compromiso político y lo expresa a través del performance, arte que “por la inmediatez y confrontación directa con el público -como sostiene Josefina Alcázar- permite a la artista expresar libremente su discurso” (333), desafiando los patrones culturales tradicionales.  El cuerpo de la artista es herramienta fundamental para convertir lo político en personal, en tanto que no puede desligar su cuerpo del contexto social. Este es “la materia prima con la que experimenta, explora, cuestiona y transforma […], es significado y significante, objeto y sujeto de la acción” (Alcázar 333).   La artista, a través de su cuerpo, cuestiona y deconstruye las bases de la estructura social patriarcal heteronormativa que estigmatiza el cuerpo femenino, crea, impone y normaliza roles y funciones. A Marmolejo bien puede aplicársele lo que la escritora guatemalteca maya quiché, Dorotea Grijalva, afirma sobre sí misma: “asumo mi cuerpo como el territorio político que en este espacio-tiempo puedo habitar, a partir de mi decisión de repensarme y construir una historia propia desde una postura reflexiva, crítica y constructiva” (6). 

 

Un acercamiento a la obra performática de Marmolejo me permite concluir que la artista no sólo se vale del cuerpo como instrumento esencial de su arte, también lo define como espacio simbólico de representación donde exhibe, descarnada y audazmente, el dolor de la madre tierra, de lxs torturadxs y asesinadxs, de la humanidad violentada, como ejemplificaré más adelante al comentar algunos de sus performances. Por otra parte,  en el acto performático la artista resignifica el cuerpo femenino al confrontar lo que Rita Segato define como el “mandato de masculinidad” que esgrime el poder patriarcal para atentar contra  el cuerpo de la mujer y sellar en él las marcas de su “dueñidad” o señorío.  En ese acto de empoderamiento, la artista concibe y fija su cuerpo como espacio de resistencia.  Más aún, la estrecha conexión con el cuerpo le permite descubrir su poder autorregenerador, disponer del mismo y transformarlo en obra de arte. Ante “el inminente caos mundial”, Marmolejo ve su cuerpo como “elemento sanador”, lo que la impele a “compenetrar[se] con la madre tierra [para] sanar el planeta a través de [su] cuerpo de artista y a la vez resucitar [su] cuerpo de artista a través del planeta”. Por ello, las gasas, las vendas y/o los instrumentos de hospital con los que oficia en su acto performático ritualístico vislumbran la posibilidad esperanzadora de la reparación.

 

Una tendencia de la crítica de arte analiza la obra de Marmolejo desde una perspectiva feminista superficial. Este enfoque estrecha el alcance de su creación artística, dado que los temas que la preocupan y conmueven, además de los derechos de la mujer, son, como he destacado anteriormente, la violencia contra lxs desposeídxs, el atropello a los derechos humanos, la destrucción del planeta y la vida planetaria. Veamos a continuación algunos de sus performances e instalaciones para mostrar cómo a través de su cuerpo desnudo y unos escasos elementos, algunos de ellos orgánicos, la artista se “llen[a] de coraje para enfrentar[se] al mundo”, según sus palabras. Con ello se propone crear conciencia ante los actos de violencia contra toda manifestación de vida, los que son ordenados, ejecutados y amparados por los que detentan el poder económico y político en un mundo de extrema concentración de las riquezas.

 

Una serie de performances conforman los Anónimos 1, 3, 4 y 5, nombre que alude a los cientos de miles de seres ignorados, violados y condenados por un sistema de injusticia global. Ellxs son niñxs, mujeres, hombres e, inclusive, la misma tierra, abusada y maltratada por la desmedida ambición del gran capital y por la especie humana inconsciente e impasible. Su primera acción performática, Anónimo 1, la exhibe en la Plazoleta del Centro Administrativo Municipal de Cali. en 1981.

f1 .jpg
Anónimo 1 (1981) - Fotografía: Mario Arango

La artista presenta su obra ante un público callejero que, conmovido y atónito contempla cómo la artista, cabeza vendada y cubierta con bata blanca, va dejando huellas de sangre en la tela sobre la que camina, sangre de las incisiones que ella misma se ha ocasionado con un bisturí.  En ese momento de la historia de su país, la mueven el coraje y la impotencia ante los crímenes consumados por el régimen represivo del presidente de turno, Julio César Turbay Ayala. Su cuerpo autoagredido es símbolo del dolor padecido por familiares, compatriotas, amigxs torturadxs y muertxs y, también, es espacio de representación donde  lxs desparecidxs anónimxs cobran presencia. Bisturí y sangre derramada, gasas y vendas, conforman una escena lo suficientemente impactante para estremecer al espectador que, paradójicamente, se perturba ante lo cruento del acto y es indolente ante el sufrimiento humano.

 

Anónimo 3 y Anónimo 4 (1982), y Residuos I (1983) y Residuos II (1984), abordan temas ecológicos, como la contaminación de la naturaleza y los ríos, la destrucción de la fauna y la flora, y el dolor de traer nuevas vidas a la tierra ante tanta desolación y muerte.  Anónimo 3 Anónimo 4 los exhibe en la ribera del Río Cauca, en el Valle del Cauca, Colombia. El primero es un acto de “expiación… para pedir perdón a la Madre tierra” por los crímenes cometidos por las industrias, las que arrojan desechos y desperdicios a los mares y los ríos con lo que envenenan y contaminan el ambiente. Estos, en palabras de la artista, “alteran[do] los ciclos de biodegradación y aceleran[do] la extinción de la biodiversidad”.  Exhibiendo su cuerpo desnudo, símbolo del cuerpo del planeta, cubierto en parte con gasas, parches y vendas, Marmolejo celebra un ritual en el que, con sus propios fluidos y con restos de los vendajes que la cubren, lleva a cabo un ejercicio de sanación de la tierra enferma.

foto 2 .jpg
Anónimo 3 (1982) - Fotografía: Nelson Villegas

Anónimo 4 es un performance conmovedor, en el que la artista, estremecida ante la muerte por hambre de millones de ninxs, exhorta y convoca a la reflexión valiéndose, además de su cuerpo, de tiras de placentas humanas obtenidas en un hospital cercano. Parte de estas las deposita en un triángulo que cava en la tierra y otras las utiliza para envolver su cuerpo. De pie sobre las placentas malolientes, en medio de espacios que contienen aguas residuales, Marmolejo cavila sobre la idea de “dar a luz a un hijo en un mundo que no garantiza una vida saludable y tranquila a lxs recién nacidxs”. 

 

En las instalaciones tituladas Residuos I y Residuos II aparece nuevamente el tema de la destrucción y violencia ecológica perpetradas por la explotación del petróleo y por las nefastas consecuencias que esta acarrea en términos de pobreza y mortandad infantil. Las instalaciones mostraban recipientes de basura, bolsas con materiales orgánicos -orina, sangre, tripas de animales- toallas higiénicas y, en una bolsa, un feto envuelto que representaba a un “bebé abandonado”, según aclaración de la artista. La inclusión del material orgánico entre los residuos arrojados a los ríos es una alusión directa a los cuerpos mutilados y desmembrados que, con total impunidad y desprecio por la vida, exhiben los responsables de implementar lo que Rita Segato define como “pedagogía de la crueldad”.  

 

11 de Marzo (1982) y Sesquilé (1985), dos performances que aluden específicamente a la mujer, no sólo elevan a categoría artística el proceso fisiológico del ciclo menstrual y el acto de alumbramiento, también otorgan a la mujer un lugar primordial en el origen y creación de la vida, concepto opuesto a la tradición judeocristiana que la concibe nacida de la costilla del hombre. El primer performance, presentado en la Galería San Diego, de Bogotá, es un “ritual en honor al ciclo menstrual”, “tema tabú en muchas culturas y religiones” y por muchos considerado “vergonzoso y repugnante”.  Desnuda, con el cuerpo cubierto en parte por toallas higiénicas, la artista camina un trecho en el espacio de la galería dejando huellas de su sangre menstrual, huellas que también imprime sobre las paredes blancas del recinto al friccionar en ellas su vagina sangrante. Una lectura que haga justicia al pensamiento artístico de Marmolejo nos permite identificar los cuerpos violentados de las mujeres en el cuerpo ensangrentado de la artista, tema recurrente en su obra, abordado ya en su primera instalación, Tendidos.  

foto 3 .jpg
Anónimo 3 (1982) - Fotografía: Nelson Villegas
En el segundo performance, Sesquilé, celebración pública del alumbramiento de su hijo que toma lugar en el Hospital Anglo-Americano de Madrid, el recién nacido es la obra de arte más excelsa de la artista; y el alumbramiento, el acto artístico celebratorio de la vida más acabadamente realizado.  
foto 4.jpg
Sesquilé (1985) - Fotografía: Sara Rosemberg

En 1985, embarazada de su hijo Sesquilé, Marmolejo se autoexilia en Madrid dada la situación de violencia y persecución extrema en Colombia. Al aproximarse la celebración de los quinientos años de lo que los españoles llamaron “descubrimiento de América”, Marmolejo se lanza con el performance más polémico y desafiante, América (1985), y declara el 12 de octubre “día de luto”, “en memoria de los 67 millones de indígenas que murieron desde la llegada de Colón en 1492 hasta el fin del dominio colonial”. Vestida con una rústica saya y portando una gigantesca bandera negra, la artista reparte trozos de espejos a los espectadores como símbolo de    los que burlonamente entregaran los conquistadores a los nativos a cambio del oro que les expropiaron. Además de los espejos, distribuye panfletos con fragmentos de la Brevísima destrucción de Indias, de fray Bartolomé de Las Casas, obra que describe las masacres y atrocidades cometidas por los españoles en el Nuevo Mundo. El intercambio con lxs espectadores -algunxs en actitud acusadora y desafiante; otrxs, mostrando su empatía con la artista- revela la conciencia del público sobre un acontecimiento histórico del que el europeo no ha rendido cuenta. El momento álgido del performance ocurre cuando la artista se corta la yema de los dedos con una cuchilla y escribe con su sangre el nombre de América en el pedestal de la estatua de Cristóbal Colón. La sangre, elemento recurrente en la obra de Marmolejo, recuerda la violencia sufrida por los antiguos habitantes del continente. Es la tinta con la que la artista escribe el nombre propio sobre la estatua del agresor. Su cuerpo autoagredido representa al continente que aún exhibe sus venas abiertas, pero capaz de volcar su sangre, reescribrise y renacerse.

foto 5.jpg
América (1985) -  Fotografía: Sara Rosemberg

Marmolejo retorna a la escena pública después de casi treinta años de silencio artístico, no de desconexión con la realidad histórica, social y política de su país, de América Latina y el mundo en general, y después de haber vivido en un país europeo y radicada desde finales de los años noventa en los Estados Unidos. Vuelve con una nueva conciencia, la que los años de exilio y la distancia geográfica y afectiva le han permitido alcanzar tras infatigables búsquedas, cuestionamientos y largos periodos de reflexión crítica. La preocupan los mismos temas. Le duele la misma realidad de desigualdad social que cada vez inclina más la balanza en perjuicio de lxs desposeídxs. La angustian los crímenes y el imperio de la violencia en todas sus manifestaciones y formas. La aflige la tierra ultrajada por la ambición desmedida del hombre que la succiona, despoja y destruye. Vuelve con el ímpetu y la convicción de que el arte es la única manera posible de enfrentarse al mundo y expresar su compromiso con la historia y con la vida. Su cuerpo, símbolo del cuerpo colectivo y, también, del planeta, es lienzo y texto, es vehículo de conexión, herramienta artística para gritar “tanto dolor y tanta opresión”, y es, igualmente, la posibilidad de la liberación y el renacimiento.

 

El primer performance de esta etapa, Mayo 1, 1981-Febrero 1, 2013, lo presenta en Mandragoras Art Space, en la ciudad de Nueva York, ante un público que acude expectante a recibir su mensaje y aclamar su presencia. La pieza, concebida y diseñada en 1981 y concretada en 2013, lo que explica el título, es una reflexión sobre el tema del tiempo y la impotencia ante la normalización de la violencia. Como inmigrante en los Estados Unidos experimenta esa violencia en el espacio geográfico donde esta se origina, ordena e implementa, donde matar con impunidad está amparado por la ley. En un amplio espacio dividido en dos secciones, las que representan el pasado y el presente, la artista, vestida de blanco, se desplaza de uno a otro sitio donde se muestran tripas de vaca. En el sector que representa el pasado se exhibe una gran cantidad de tripas frescas que penden del cielorraso, las que recuerdan las masacres perpetradas por el gobierno colombiano en la década del ochenta. En la sección que representa el tiempo actual se exponen tripas secas, lavadas y malolientes. La artista se mueve y actúa en ambos espacios. En el primero, toma una de las tiras de intestinos, la envuelve en gasa blanca frente al público y comienza a saltar, provocando estampidas en el piso a modo de latigazos y salpicando de sangre su cuerpo y las paredes. Al dirigirse al sector del tiempo presente, se quita el vestido y se envuelve con las tripas disecadas. Mientras, gira en dirección contraria a las manecillas del reloj para significar un retroceso en el tiempo, desprovista ya de toda información falsa con la que se ha revestido. Materiales orgánicos, gasa, sangre y el cuerpo desnudo son herramientas y elementos básicos e indispensables para expresar, poderosa y artísticamente, un concepto que es leitmotiv en su arte.

 

En 2014 vuelve a estremecer  con su obra y conmueve  al público  guatemalteco con  Anónimo 5,  el que ejecuta a cielo abierto en el lago Atitlán, en el marco de la 19  Bienal de Arte Paiz, Transvisible  (entre lo ya no y el aún no).  Nuevamente, la artista insiste con un tema recurrente en su obra performática, el de la  sanación de la tierra enferma y la reconexión con la misma.  Recostada en posición fetal, en un hueco en forma de  espiral que ha cavado en  la tierra, Marmolejo exhibe su cuerpo desnudo cubierto con gasas y parches, y busca unirse a la tierra por medio de  tubos conectados a cada uno de sus orificios corporales. El mismo semeja un ritual chamánico que evoca  la concepción cíclica de la vida de los pueblos originarios. En una especie de altar de flores, piedras y velas ardientes, y en relación simbiótica con la madre tierra,  Marmolejo “sana el planeta a través de [su] cuerpo de artista y resucita [su] cuerpo de artista a través del planeta”, según sus propias palabras.

 

En 2015, invitada por Prometeo Gallery di Ida Pasini, de  Milán, presenta su obra Extractivismo. En ella  aborda  uno de los temas  más preocupantes de la  modernidad: la  extracción y explotación desmedida  de los recursos naturales de la tierra a través de  un modelo económico que ha creado desequilibrio ecológico e injusticia social, exterminio y desplazamiento de comunidades empobrecidas, entre otros tantos males. Desnuda, acostada sobre una camilla en un espacio que semeja una sala de hospital, la artista exhibe su cuerpo con sanguijuelas que, adheridas  en distintas partes del mismo, succionan su sangre. La sangre brota y se derrama  sobre su carne expuesta. Su cuerpo martirizado, tela sobre la que se inscribe el mensaje simbólico, representa el cuerpo de la tierra agredida y vaciada de sus riquezas minerales. La sangre representa  el fluido  que la vivifica y, también, la derramada por los cientos de miles de  mutiladxs y asesinadxs.  Extractivismo -como  toda la  obra performática de Marmolejo- propone una estética de ruptura  con las formas tradicionales del arte. Más que sorprender al espectador con una exhibición excéntrica y novedosa, la artista pretende sacudirlo, desestabilizarlo e involucrarlo en la reflexión y toma de conciencia sobre temas apremiantes  que demandan atención y solución urgentes.

foto 6.jpg
Extractivismo (2015) - Fotografía: Andrea Sartori

En 2016  Marmolejo estrena Conciencia dopada en la ciudad de Miami, después de ser reconocida  por  “Liquid Sensibilities, CIFO Grants & Commisions Program Award”. Conciencia dopada es un performance  provocador e impactante en el que  la artista muestra el poder de  manipulación de la imagen y control del lenguaje por parte de los medios de comunicación masivos, lo  que en las sociedades modernas provoca un  alarmante adormecimiento  de la conciencia colectiva. Vestida con una larga bata blanca aparece  dentro de un espiral de alambre de púas cubierto, en tramos,  por curitas y vendas, para representar la psiquis colectiva atrapada. El espacio semeja una cárcel o un campo de concentración. La sala se siente invadida por la  transmisión de una serie de palabras cuidadosamente escogidas (inmmigrants, LGTB, Socialism, 911, Muslims, entre tantas otras), y emitidas en la voz de personajes políticos,  locutores radiales y  personajes creados. La  repetición de las palabras emitidas en contextos que las resemantizan, genera fobias, paranoia, miedo colectivo, odios raciales,  desconfianza. 

foto 7.jpg
Conciencia dopada (2016) - Fotografía: Oriol Tarridas

El performance lanza una crítica feroz a la descarnada política  de información de quienes detentan el poder en la modernidad, y a la vez ofrece una propuesta liberadora. La mujer,  sofocada por el bombardeo informático  y limitada en el espacio que la oprime, reacciona, despierta del adormecimiento y, en un acto liberador, se autorredime. Se despoja  del espiral de alambre  y  con él,  de la bata que la cubre  hasta quedar desnuda. La calidad artística y la contundencia del mensaje en Conciencia dopada la hace merecedora del Achievement Award 2016  de CIFO Grants and  Comissions Program, organización  que le  otorga  el reconocimiento  de artista del año.

 

Desde el comienzo de su carrera artística, Marmolejo ha definido y direccionado su arte en torno a un eje temático estrechamente vinculado a su compromiso con la realidad histórica de la que se siente parte: la de su país, en los años jóvenes, y la del continente y el mundo, en la madurez. Su obra refleja una visión cosmogónica de la vida y el mundo que la emparenta con la de los pueblos originarios.  Lo explica el profundo sentimiento de pertenencia a la tierra y la humanidad que la habita expresado en la temática de los primeros actos performáticos. De allí el dolor visceral que le provocan el atropello y atentado contra la vida y la necesidad urgente de gritarlo a través de su cuerpo, para que la “conciencia dopada” despierte y se sume a la imperiosa y noble tarea de defender la vida. Su obra, la de la década de los ochenta, concebida y desarrollada en Colombia, como la actual, gestada en los Estados Unidos y presentada a nivel internacional, conjuga, artísticamente, poesía y compromiso político.

*Este ensayo inédito se presentó en el “Coloquio Latinos en los Estados Unidos” de Casa de Las Américas, en La Habana, Cuba, en 2019.

Referencias bibliográficas

 

Alcázar, Josefina. “Mujeres, cuerpo y performance en América Latina”. FLACSO. Julio, 2008.

https://www.flacsoandes.edu.ec/agora/mujeres-cuerpo-y-performance-en-america-latina

Consultada el 13 de junio de 2023.

Gómez Grijalva, Dorotea. “Mi cuerpo es un territorio político”. Voces descolonizadoras.

Cuaderno 1. Brecha Lésbica, 2012, pp.1-27.

Fajardo Hill, Cecilia. “María Evelia Marmolejo’s Political Body.” ArtNexus no 85, June- August

2012, pp. 46-53.  

Segato, Rita. La guerra contra las mujeres. Traficantes de sueños, 2016.

Tarazona, Emilio. “Cuerpos y flujos: Una línea de lectura para los años ochenta en América

Latina”. Academia.edu. https://www.academia.edu/2467413/Cuerpos_y_flujos   Consultada el 13 de junio de 2023.

Vásquez Rocca, Adolfo. “Arte conceptual y arte objetual”. Repository.unad.edu. March, 2009.

https://repository.unad.edu.co/bitstream/handle/10596/5178/Arte-Conceptual-Arte-Objetual.pdf?sequence=1  Consultada el 13 de junio de 2023.

Vidal Valenzuela, Sebastián. “La sangre de Antígona: tres casos de arte, violencia y género en América Latina”. Academia.edu. Octubre, 2012.

https://www.academia.edu/5425223/La_sangre_de_Ant%C3%ADgona_Tres_casos_de_arte_violencia_y_g%C3%A9nero_en_Latinoam%C3%A9rica  Consultada el 13 de junio de 2023.

Biografía
María Evelia Marmolejo 

María Evelia Marmolejo.JPEG

(Colombia/New York). Comenzó su práctica performática, política y feminista a fines de la década de 1970 en Cali, Colombia. En su trabajo, el cuerpo de la mujer juega un poderoso papel al abordar cuestiones sociopolíticas y ecológicas pertinentes a América Latina y el mundo en general. Tiene una Maestría en Artes y Humanidades de CUNY. Ha realizado performances y ha participado en exhibiciones de arte en galerías y museos en San Diego, California, Miami, New York, Bogotá, Cartagena, Ecuador, Perú, Guatemala, Brasil, Canadá, Italia. Entre 2011-2015, su obra ha sido expuesta en seis países europeos. Fue galardonada con el “Program Award, Miami 2016".

Biografía
Margarita Drago

355426602_982032743148983_4214982673457323282_n.jpg

(Rosario, Argentina). Reside en Nueva York desde que salió de la cárcel, donde ejerce como profesora de Lengua y Literatura Hispanoamericana en York College (CUNY). Como exprisionera política y escritora ha participado en congresos, coloquios, ferias del libro y festivales de poesía en los Estados Unidos, Argentina, Perú, Brasil, México, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Canadá, España y Francia.  Es autora de Fragmentos de la memoria: Recuerdos de una experiencia carcelaria (1975-1980) (Editorial Campana, 2007) -declarado de interés cultural por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina- y de la edición ampliada del mismo, Fragmentos de la memoria. Mi vida en dos batallas (Editorial Dunken, 2022); de los poemarios: Con la memoria al ras de la garganta (Editorial Campana,  2013), Quedó la puerta abierta (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2016), Hijas de los vuelos (Editorial El Mono Armado, 2016), Un gato de ojos grandes me mira fijamente (miCieloediciones, 2017),  Heme aquí (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2017), Con la memoria al ras de la garganta/Con la memoria stretta in gola (Associazione Culturale Agape, 2018 y Officine Editore, 2022), Sé vuelo (Proyecto Editorial La Chifurnia, 2018); Un cuerpo que aún palpita (Editorial Novel Arte, 2023); del estudio académico Sor María de Jesús Tomelín (1579-1637), concepcionista poblana: La construcción fallida de una santa (Editorial Pliegos, 2019); Nosotras en libertad (Editorial Caravana,  2022).  Es coautora de Tomamos la palabra: mujeres en la guerra civil de El Salvador (1980-1992), (UCA Editores, 2016).  Sus poemas, relatos y ensayos han aparecido en antologías y publicaciones impresas y digitales en Estados Unidos, América Latina, España e Italia.

Otros sitios similares 

híbrido-e1527564114573.png
LOGO BOOMM.png
Logo Raíces y Acción_2018 sin background.png
5F753AD9-70FD-4906-AA7D-DB72BAD960DA.PNG
Logo Agulha.png
Nuevo logo con T normal  entreTmas .png

Revista Digital | Digital Magazine

ISSN 2994-6557 (Online)

EntreTmas Revista Digital © |  Todos los derechos reservados

Diseño y Diagramación: Melvyn Aguilar

bottom of page